Posteado por: chama | marzo 10, 2008

Luxor – parte 1

Sabiendo que el tren a Luxor duraba 12 horas, nuestra idea era salir esa misma noche para esa ciudad. Fuimos a la estación de trenes «Ramses» (se va directo bajando en la estación Mubarak de metro) y sacamos pasaje para el tren común ya que el Sleeping Train costaba 100 dólares por tener todas las comodidades. El pasaje lo sacamos con nuestra tarjeta de estudiante y nos costó unos 10 dólares (60 LE).

La puntualidad en Egipto no existe, esperamos el tren una media hora. Viajabamos en clase turista y las sillas eran cómodas. El único inconveniente es la imposibilidad para dormir: durante toda la noche no se apagan las luces y los egipcios no paran de hablar y de gritar en todo el viaje.

Llegamos por la mañana a la ciudad, donde nos esperaba una horda de «touts», o egipcios con fotos de hoteles queriéndonos llevar a distintos alojamientos baratos para cobrar una comisión. Terminamos llendo con Ahmed que nos llevo al Hotel «Princess», a 10 cuadras de la estación. El hotel costaba solamente 12 libras egipcias (2 dólares). Antes de decir que nos quedábamos ahí, el dueño nos invita un té y nos intenta vender un tour de 100 dólares. Habiendo sido víctimas de la estafa contada en el post anterior, decimos que no estamos interesados en el tour, y por más que nos advierte que para llegar desde la ciudad de Luxor al Valle de los Reyes solo el transporte nos iba a costar 50 dólares, nos vamos a nuestra habitación. Las camas eran de piedra y también dormían con nosotros las pulgas amigas, pero por lo menos teníamos una habitación privada.

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Fotos del Templo de Karnak.

Nos vamos para la plaza central de Luxor, que está a pocos metros del Nilo, y al lado del Templo de Luxor. Sorprendentemente rodeaban la plaza y todas las calles cientos de gendarmes egipcios, y afortunadamente sólo dejaban pasar a los turistas. La razón era que el presidente egipcio Mubarak iba a estar presente ahí mismo. Nosotros aprovechamos para poder ir caminando al templo de Karnak sin vendedores de por medio. El templo queda a unas 20 cuadras del templo de Luxor, y la entrada es cara en relación a los precios egipcios, pero no tanto usando la tarjeta de estudiantes para obtener el 50% de descuento (30 LE).

Aunque el templo esta abarrotado de grupos de turistas, el templo es gigante y se puede recorrer tranquilamente. Muchos hombres egipcios se ofrecen como guías a cambio de una propina, pero mejor evitar sorpresas. La entrada esta custodiada por decenas de esfinges con cabeza de carnero que sostienen a pequeñas estatuas de Ramses. Hay columnas inmensas en todo el templo, esfinges, estatuas gigantes de Ramsés, representaciones de todos los dioses, obeliscos, jeroglíficos a montones, una piscina y muchísimas otras cosas. Estar en ese templo es impactante, el viaje a Luxor merece la pena sólo para visitarlo.

Volvimos caminando para el templo de Luxor, donde muchos vendedores nos rompieron las bolas constantemente, ofreciéndonos viajes en faluca, en carruaje, en faluca, en carruaje, en faluca, en carruaje y en faluca y en carruaje. Cometimos el error de entrar en un shuk, donde todos los vendedores nos atacaban a ofrecimientos sin obligación de compra.
Consejo: Siempre que algo que se vende en el shuk no les interese, no lo miren, para evitar perdidas de tiempo en decirle al vendedor que no nos interesa su producto. La mayoría de las cosas que se venden en estas ferias son de mala calidad, hechas para el turista. Si uno quiere algun objeto de los que se venden pero de buena calidad, siempre hay lugares donde son de calidad y se fabrican artesanalmente.

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Exhausto.
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Entrada del templo de Karnak.
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Gran paradoja egipcia.

Un vendedor se aviva de que estoy observando un instrumento musical que esta colgado en uno de los puestos. Automaticamente lo baja y me lo ofrece a special price porque «le caí bien». Le digo que no me interesa, que estoy buscando un laúd y me lleva a otro puesto de otro vendedor, con la desventaja que este puesto estaba oculto y era en una habitación cerrada. Después de probarlo y comprobar que es de una desastrosa calidad -ni siquiera tenía las cuerdas puestas, y nadie sabía ponérselas ni afinarlo, como pueden esperar que algún músico lo compre…-, el vendedor le ofrece a mi amigo una Tabla Egipcia (un tamborcito). Ni lo quería pero para matar el tiempo y desafiar al vendedor, lo prueba, le ofrece 1/4 del precio que el vendedor nos dice, y después de idas y venidas, y el vendedor haciéndose el ofendido, se lo vende a ese precio. Lo tuvo que comprar por más que no lo quería, sabiendo que tenía que transportar todo ese peso en un viaje al que restaban unos 48 días. Unos días después comprobamos que el tambor era de muy mala calidad, y no estaba hecho de piel de camello, sino de un material sintético, que en lugares de mucha humedad se estiraba y el tambor dejaba de funcionar. Más tarde descubrimos que en el Cairo en casas de música profesionales se vendían tambores de mucha más calidad y al mismo precio.

También descubrimos que después de milenios de evolución en el comercio, los árabes analizan la cara de uno y saben por la expresión que uno tiene:

  • El país de orígen y el idioma que uno habla.
  • Cual fue el precio más bajo al que llego a regatear anteriormente para determinado producto
  • Los árabes se enojan si uno ofrece un precio demasiado bajo.

Ésto quiere decir que si uno ya vio determinado producto, le pidieron 150 libras por el mismo, y el vendedor terminó dejándoselo a 100 libras, el próximo vendedor va a ofrecer el mismo producto a 80 libras.

Consejo: dejar las compras para el último día.

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Rambla con vista al Nilo.
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Templo de Luxor.
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Cabezas de carnero con la mezquita de fondo.

Respuestas

  1. es una porqueria

  2. es broma es exactamente lo que buscaba

  3. estoy en eliat. esta nublado y pense en mandarme por laa mias a egipto pero leyendo tu relato y despues de 2 dias an jordania donde perdi 100 dolares a manos de un taxista , decidi quedarme por aqui. gracias.


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